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Micronutrientes, fitonutrientes y salud mental
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Las estadísticas nacionales indican que hay varias deficiencias nutricionales frecuentes en los Estados Unidos, como las de potasio, fibra alimentaria, colina, magnesio, calcio y vitaminas A, D, E y C.1 El alto costo de las dietas saludables, combinado con la persistencia de niveles altos de desigualdad salarial, ha puesto a las dietas saludables fuera del alcance de unos tres mil millones de personas en cada región del mundo en 2019, sobre todo de los pobres.2 En ciertas poblaciones también puede encontrarse el riesgo de deficiencia de selenio, zinc, folato y vitamina B12.1
Hay múltiples factores que pueden tener un papel en la deficiencia de nutrientes, como la prevalencia de las dietas de estilo occidental, altamente procesadas y con bajo consumo de vegetales, frutas y granos integrales, la erosión del mantillo y un declive en los niveles de nutrientes del suelo, así como la inseguridad alimentaria o un acceso limitado a alimentos sanos y variados.1 La desnutrición de micronutrientes o las deficiencias en una o más vitaminas o minerales esenciales pueden tener un efecto negativo en la salud física y mental y pueden producir enfermedades crónicas.1
Para agravar el problema, el estrés psicológico y ambiental crónico puede tener repercusiones negativas en las concentraciones de micronutrientes en el cuerpo, lo que causa un agotamiento de micronutrientes.3 Desde que la Organización Mundial de la Salud declaró que la propagación rápida de la enfermedad del coronavirus constituía una pandemia, ha habido un aumento espectacular en la prevalencia nacional y mundial de los problemas de salud mental.4 Una dieta rica en nutrientes compuesta de alimentos llenos de vitaminas, minerales y fitonutrientes puede ser una poderosa herramienta para promover el bienestar mental y combatir las enfermedades crónicas.
Del magnesio al complejo vitamínico B: efectos en la ansiedad y la depresión
El magnesio es un micronutriente que suele consumirse poco en los EE. UU., aunque está presente en una variedad de alimentos, desde verduras hasta granos integrales. Si bien algunas pruebas son contradictorias,5 se ha establecido una relación entre los niveles bajos de consumo de magnesio y la depresión.6-8 Recientemente, un análisis intersectorial de 2019 de los registros médicos de 3604 adultos halló una correlación positiva entre los niveles inferiores de magnesio sérico y los síntomas de depresión.9
Se han sugerido efectos beneficiosos de la suplementación con magnesio sobre la ansiedad y los síntomas relacionados con el estrés, aunque pueden requerirse nuevos ensayos a fin de confirmar su eficacia en todas las poblaciones.10 Por ejemplo, un ensayo controlado aleatorizado (ECA) de 2017 reveló que la suplementación con magnesio y zinc (320 mg de sulfato de magnesio y 27 mg de sulfato de zinc/día) no redujo los síntomas de depresión y ansiedad en mujeres posparto después de una intervención de ocho semanas.11 Sin embargo, un ECA de 2018 descubrió que el consumo de magnesio (300 mg/día) aliviaba los síntomas de estrés en hombres y mujeres con baja magnesemia.11 Además, en los participantes que informaron estrés grave, una combinación de magnesio (300 mg/día) y vitamina B6 (30 mg/día) demostró mayores mejoras.12
Algunas deficiencias de vitamina B se han vinculado con un mayor riesgo de depresión, y un consumo continuo y suficiente de estos nutrientes, específicamente folato y vitamina B12, podría disminuir el riesgo de recaída y la aparición de síntomas de depresión en una población en riesgo.13 Una revisión sistemática y metanálisis de 2019 de 18 artículos de investigación sugirió que la suplementación con vitamina B benefició tanto a poblaciones en riesgo (con una situación de deficiencia de nutrientes y de estado de ánimo) como sanas, específicamente al mejorar sus síntomas de estrés y estado de ánimo general informados.14
Fitonutrientes y antioxidantes
Una dieta que incorpora un arco iris variado y colorido de frutas, vegetales, granos integrales, especias y hierbas proporciona minerales y vitaminas esenciales, incluidos antioxidantes. Asimismo, los abundantes fitoquímicos que contribuyen al color, sabor y olor de las plantas proporcionan beneficios para la salud física y mental.15 Un ECA de 12 semanas realizado en 2018 estudió específicamente la curcumina y halló que una dosis creciente (de 500 a 1500 mg/día) como tratamiento adyuvante para el trastorno depresivo mayor tenía significativos efectos antidepresivos.16 Otro ECA de 12 semanas de 2017 con dosis de curcumina similares también indicó efectos similares, al brindar beneficios para los síntomas depresivos y reducir la ansiedad en adultos deprimidos.17
Las investigaciones sugieren que el estrés psicológico agudo y crónico se asocia con una mayor actividad inflamatoria en el cuerpo, lo que contribuye a síntomas adversos de salud mental y fomenta procesos inflamatorios.18 Las propiedades antiinflamatorias de los fitonutrientes y antioxidantes nutricionales pueden proporcionar un beneficio directo. Un ECA de 2018 evaluó los efectos de los carotenoides (13 mg o 27 mg/día) en 59 participantes jóvenes y saludables y reveló que el consumo de carotenoides redujo el estrés psicológico y mejoró la salud emocional y física en comparación con el placebo.19 Otros antioxidantes como las vitaminas A, C, D20 y E también pueden desempeñar una función en el desarrollo y alivio de los síntomas de ansiedad y depresión.21 Un estudio observacional de 80 pacientes arrojó que las personas con trastorno de ansiedad generalizado tenían niveles iniciales inferiores de estas vitaminas en el suero sanguíneo que las personas de control sanas.21 Después de un tratamiento de seis semanas con vitaminas A, C y E, se informó un significativo aumento en los niveles de antioxidantes en sangre y una reducción considerable de la ansiedad y depresión.21
Las investigaciones también sugieren que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 protegen contra la depresión y reducen los síntomas depresivos.22-24 Un ECA de 2018 evaluó la suplementación con omega-3 como tratamiento adyuvante para los medicamentos antidepresivos de referencia para pacientes con trastorno depresivo mayor.25 Después de un tratamiento de 12 semanas, en comparación con el placebo, los participantes en el grupo de tratamiento con omega-3 informaron menos síntomas de depresión, sensibilidad a la ansiedad y trastornos del sueño, así como mejor regulación de sus emociones.25
Consideraciones clínicas
La nutrición es un pilar fundamental de la atención en la medicina funcional. La calidad de la dieta es una consideración esencial al evaluar las condiciones de salud física y mental crónicas y al llevar a cabo intervenciones personalizadas que aborden desequilibrios, a fin de optimizar el bienestar general de un paciente. Los patrones alimentarios que incluyen un consumo adecuado y variado de alimentos ricos en micronutrientes esenciales, incluidos antioxidantes y fitonutrientes, afectan positivamente la salud mental. Además, ayudar a los pacientes a manejar el estrés psicológico crónico no solo puede disminuir el riesgo de un agotamiento de los micronutrientes3 sino también promover el bienestar físico y mental.
Para una comprensión más profunda de los desequilibrios de micronutrientes y cómo herramientas tales como el examen físico orientado a la nutrición del IFM pueden ayudar a identificar las insuficiencias de nutrientes:
Referencias
Tenga en cuenta que las referencias sólo están disponibles en su idioma original para preservar la calidad y fidelidad de la investigación. Las traducciones de los ensayos no están disponibles.
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