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Las hormonas sexuales y el cerebro femenino: un enfoque en los trastornos del estado de ánimo
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Las hormonas sexuales femeninas pueden afectar al cerebro tanto durante los períodos de transición hormonal como durante toda la vida de la mujer, lo que incluye cambios a corto plazo durante el ciclo menstrual.1,2 Una revisión de 2021, publicada en Neuroendocrinology, mostró una reducción general de la materia gris y disminuciones regionales específicas en ciertas áreas del cerebro durante la pubertad y el ciclo menstrual, antes y después del embarazo, así como durante la perimenopausia y menopausia, donde el declive en las hormonas sexuales se vio igualado por una reducción en el volumen del hipocampo y del lóbulo parietal. Estos cambios en el volumen del cerebro se correlacionaron significativamente con los niveles de estradiol, testosterona, progesterona y hormona luteinizante en algunos de los estudios incluidos en la revisión, pero la direccionalidad entre los estudios sigue sin ser concluyente. Los resultados completos indican que las hormonas sexuales tienen un papel importante en la plasticidad del cerebro durante los períodos de transición hormonal femeninos y, lo que resulta más notorio, no se restringen a los períodos de desarrollo.2 Las fluctuaciones en las hormonas femeninas se expresan en gran medida en las áreas cerebrales importantes para el procesamiento emocional y pueden predisponer a las mujeres a trastornos del estado de ánimo,2 ya que interactúan con neurotransmisores como la serotonina, dopamina, GABA y glutamato.3
Las mujeres informan depresión de forma desproporcionada (casi con el doble de frecuencia que los hombres) durante sus años fértiles.4 Por ejemplo, la prevalencia mundial anual de la depresión en 2010 para mujeres y hombres fue del 5,5 % y del 3,2 %, respectivamente. En los EE. UU., las mujeres tuvieron alrededor del doble de riesgo de depresión que los hombres, ya que un 21,3 % de las mujeres y un 12,9 % de los hombres presentan episodios de depresión mayor durante su vida. Algunos investigadores especulan que un posible mecanismo responsable en parte por esta diferencia podría ser la covariación entre los niveles de estrógeno y el pico de incidencia de la depresión femenina.4
Esta diferencia entre los sexos es más prominente durante la edad fértil.3 El mayor riesgo general de depresión en las mujeres puede empezar tan pronto como en la pubertad3 debido a la fluctuación de los niveles de estradiol.5 Si bien algunas mujeres pueden experimentar depresión durante el embarazo,3 los investigadores especulan que el embarazo a veces puede ofrecer una forma de protección contra la depresión. El período periparto se considera de alto riesgo para la inestabilidad del estado de ánimo en las mujeres con antecedentes de trastorno depresivo mayor (TDM) y trastorno bipolar (TB).6,7 Una revisión de 2021 de Yu y otros se concentró en los factores desencadenantes relacionados con los trastornos posparto (TPP), tales como hormonas reproductivas, hormonas del estrés e inflamación, lo que sugiere que los niveles de progesterona, que aumentan progresivamente a lo largo del embarazo y disminuyen rápidamente después del parto, pueden correlacionarse con los TPP. Los autores sugieren también que una concentración baja de alopregnanolona prenatal (un derivado de la progesterona) puede predecir los TPP.8
La gravedad de las fluctuaciones del estado de ánimo a lo largo de la vida de una mujer va desde informes de estado de ánimo bajo, irritabilidad, impulsividad y miedo hasta un comportamiento suicida grave.3 Un subgrupo de mujeres padece niveles clínicos de cambios premenstruales en el estado de ánimo llamados trastorno disfórico premenstrual (TDPM), que incluye síntomas como ansiedad, irritabilidad y estado de ánimo depresivo.3 Las exacerbaciones premenstruales (EPM) de los trastornos del estado de ánimo en curso están bien estudiadas; una revisión de 2021 estima que, en las mujeres con trastornos del estado de ánimo, aproximadamente un 60 % informa EPM, mientras que algunas mujeres con trastorno bipolar también muestran exacerbaciones de los síntomas alrededor de la ovulación.2 Durante la perimenopausia las mujeres entran en un período vulnerable para desarrollar una enfermedad depresiva, y las mujeres que empiezan la transición menopáusica de forma prematura tienen un riesgo más significativo de depresión de primera aparición.3
Si bien existen pruebas del efecto beneficioso de la terapia hormonal en la función cognitiva y afectiva,9 la terapia de reemplazo hormonal (TRH) puede provocar significativos efectos secundarios y no es la única opción de tratamiento. Aunque la TRH es una intervención extremadamente frecuente, tiene sus propios riesgos para la salud y puede que no aborde las causas subyacentes del desequilibrio hormonal. El enfoque de la medicina funcional consiste en observar de manera anticipada la amplia variedad de maneras en que el eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal-tiroideo-gonadal (HHSTG) modula la salud. Al aplicar modificaciones alimentarias, suplementación nutracéutica y otros cambios en el estilo de vida como tratamiento de primera línea, a menudo puede minimizarse o evitarse la necesidad de TRH.
Consideraciones clínicas de la medicina funcional para el equilibrio hormonal
INTERVENCIONES NUTRICIONALES
Las investigaciones sugieren que ciertos nutrientes, patrones nutricionales y la nutrición en general pueden desempeñar funciones beneficiosas o perjudiciales en el equilibrio hormonal. Comprender las posibles relaciones entre la nutrición y las hormonas, incluida la sensibilidad a la señalización hormonal, es una parte esencial del enfoque de la medicina funcional con respecto a la insuficiencia hormonal. En el nivel más básico, el consumo de alimentos antiinflamatorios (específicamente frutas y verduras) puede ayudar a aliviar los síntomas de muchas afecciones crónicas asociadas con una mayor inflamación.10-13
Determinar la causa subyacente de un desequilibrio o insuficiencia hormonal puede ser difícil, dependiendo de la paciente y de la presentación individuales. Entender la sensibilidad celular a la señalización hormonal y lo que puede estar influyendo en una mala recepción de las señales es una consideración importante para una posterior intervención. La sensibilidad celular es la S en la nemotécnica “PTSD” del IFM, que se usa en la evaluación general de la insuficiencia hormonal y ayuda a determinar si la insuficiencia se relaciona con la producción hormonal, con el transporte de hormonas, con la sensibilidad a la señalización o con un problema con la desintoxicación. Este abordaje también ayuda a identificar los puntos de influencia donde los médicos pueden aplicar intervenciones individualizadas para ayudar a restaurar el equilibrio hormonal.
Hay dos enzimas, la aromatasa y la 5-alfa reductasa, que afectan la conversión de testosterona en estrógeno y la conversión de testosterona en dihidrotestosterona, respectivamente. Por consiguiente, la modulación de estas enzimas puede tener un significativo impacto en los niveles de testosterona y estrógenos que circulan en el cuerpo. Hay diversos factores que afectan a estas enzimas y el IFM ha creado folletos para el paciente donde se enumeran los alimentos, las hierbas y los nutrientes que se ha demostrado que modulan estos niveles hormonales. En el kit de herramientas de práctica clínica del IFM, estos se llaman “Mantener concentraciones saludables de testosterona” e “Inhibidores de la aromatasa”.
INTERVENCIONES DE EJERCICIO
Un nivel de estradiol alto se asocia con la alteración del estado de ánimo en las mujeres, y el ejercicio puede abordar este desequilibrio.14 Una revisión sistemática y metanálisis de 2015 sobre la base de ensayos controlados aleatorizados realizados en mujeres sanas demuestra una significativa disminución en las concentraciones de estradiol total y libre en circulación inducidas por la actividad física. Este hallazgo confirma las asociaciones informadas en estudios observacionales, independientemente del estado menopáusico. El estudio concluye que, en general, la actividad física induce una disminución de las hormonas sexuales en circulación.14
La homeostasis hormonal y los niveles de actividad física también son factores conocidos en la modulación de la plasticidad del hipocampo y llevan a un fortalecimiento (potenciación a largo plazo) o debilitamiento (depresión a largo plazo) de las sinapsis.15 La actividad física es un potente modulador de la actividad del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HHS) y de las concentraciones de hormonas sexuales en circulación. Un estudio de 2020 sobre la interacción interhormonal en la plasticidad del hipocampo durante toda la vida sugiere que:
- El ejercicio modula los niveles sistémicos y locales de las hormonas del estrés, hormonas sexuales y hormonas metabólicas.
- Los cambios hormonales inducidos por el ejercicio modulan la neuroplasticidad del hipocampo.
- El ejercicio beneficia el equilibrio hormonal y la neuroplasticidad a lo largo de toda la vida.15
Un pequeño ensayo clínico aleatorizado de 2022 sugiere que el ejercicio aeróbico, junto con una dieta equilibrada, puede modular los niveles de las hormonas sexuales y mejorar el equilibrio homeostático en mujeres posmenopáusicas obesas.16 En este estudio se distribuyó a 40 mujeres en dos grupos iguales: el grupo experimental, que recibió entrenamiento aeróbico tres veces por semana durante 12 semanas junto con una dieta equilibrada, y el grupo de control, que solo recibió una dieta equilibrada. Ambos grupos demostraron una diferencia significativa en las hormonas sexuales (es decir, una disminución considerable de estradiol, testosterona total y testosterona libre y un aumento considerable de la globulina enlazante de las hormonas sexuales).16 Otro ensayo controlado aleatorizado reciente sugiere que el ejercicio aeróbico, combinado con la dieta MIND, puede mejorar los niveles cognitivos y funcionales y suplir la deficiencia de hormonas sexuales en mujeres posmenopáusicas, lo que afecta la longevidad de la salud cerebral.17 Los resultados de este estudio mostraron una reducción con alta significancia estadística del peso, el IMC y las concentraciones séricas de estradiol, testosterona total y testosterona libre, así como un aumento de la globulina enlazante de las hormonas sexuales en el grupo experimental (p <0,01) comparado con el grupo de control (p <0,05).17
Aprenda a restablecer el equilibrio hormonal en el módulo de práctica avanzada sobre hormonas del IFM. Este módulo de práctica avanzada de medicina funcional aclarará exactamente cómo abordar la desregulación hormonal, con análisis de las evaluaciones y los abordajes de tratamiento holístico más importantes. El equipo docente del IFM proporciona a los médicos información general fundamental, perspectivas y pensamiento clínico en profundidad para evaluar y tratar a las pacientes que presentan una insuficiencia hormonal con confianza. Más información:
Referencias
Tenga en cuenta que las referencias sólo están disponibles en su idioma original para preservar la calidad y fidelidad de la investigación. Las traducciones de los ensayos no están disponibles.
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