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El microbioma y el dolor en los pacientes con enfermedades autoinmunitarias

Una pareja de ancianos tomando juntos un desayuno rico en nutrientes, apoyando su microbioma intestinal y aliviando el dolor autoinmune.

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En los últimos años, se ha planteado la hipótesis de que el aumento de la incidencia de enfermedades autoinmunitarias puede deberse, en parte, a cambios en la microbiota intestinal.1 La disbiosis en el microbioma del intestino puede desencadenar trastornos de la barrera intestinal, tales como cambios en las uniones estrechas, capas mucosas y secreción de inmunoglobulina A y linfocitos intraepiteliales.1

Asimismo, las investigaciones sugieren que la disbiosis intestinal puede influir en una respuesta inmune sistémica y alterar los umbrales de dolor en algunas enfermedades autoinmunitarias como el síndrome de Guillain-Barré,3 el lupus eritematoso sistémico (LES),2,4 la esclerosis múltiple (EM) y la artritis reumatoide (AR).2,4-5 La microflora intestinal puede ser modulada por factores extrínsecos, que incluyen hábitos alimenticios, estilo de vida, infecciones y exposición microbiana temprana, así como por factores intrínsecos, tales como metabolitos, inmunidad y hormonas.2 Específicamente para los umbrales de dolor, ¿es posible controlar el dolor de las enfermedades autoinmunitarias cambiando la composición de la microbiota intestinal?

La investigación está todavía en sus etapas iniciales y los estudios muestran resultados contradictorios. Sin embargo, una revisión sistemática y metanálisis de 2021 de 19 estudios sugiere que en los adultos mayores de 18 años (un 92 % de mujeres), las dietas antiinflamatorias (mediterránea, vegetariana y vegana) pueden conducir a un dolor significativamente inferior que las dietas altamente omnívoras (?9,22 mm; 95 % de IC de ?14,15 a ?4,29; p=0,0002).6 El análisis de los subgrupos mostró que las dietas mediterráneas tendieron a tener un mayor efecto sobre el dolor que las dietas vegetarianas o veganas (?14,99 mm, 95 % de IC de ?22,87 a ?7,11 mm; p=0,0002). Los estudios con períodos de intervención superiores a los tres meses también mostraron mayores efectos.6

Medicamentos para el dolor y apoyo intestinal

Uno de los tratamientos frecuentes para el dolor crónico a los que suelen someterse los pacientes con enfermedades autoinmunitarias7 son los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que se sabe que aumentan la permeabilidad intestinal y pueden causar endotoxemia, enteropatías y otras complicaciones.8

Es posible reducir estos posibles efectos secundarios de los medicamentos para el dolor en los pacientes con enfermedades autoinmunitarias. Los investigadores continúan explorando el microbioma como un medio para descubrir métodos seguros y no farmacológicos para controlar los síntomas de dolor de los trastornos autoinmunitarios. El eje intestino-cerebro tiene un papel fundamental en la salud y en las enfermedades humanas,2 y un entendimiento más profundo de la comunicación bidireccional y de la interacción homeostática entre la microbiota intestinal y el sistema nervioso central puede ayudar a descubrir nuevas dianas terapéuticas para los pacientes con enfermedades autoinmunitarias.

Consideraciones de la medicina funcional

La medicina funcional reconoce que la triada de genética, desencadenantes ambientales y permeabilidad intestinal está en primer plano en la investigación de enfermedades autoinmunitarias y, de muchas maneras, el modelo de medicina funcional está diseñado específicamente para abordar estos factores. Con su foco en la comprensión de la genética y el entorno únicos de cada persona —y las interacciones entre estos—, así como su arraigada apreciación de la importancia del microbioma y la permeabilidad intestinal, la medicina funcional proporciona una oportunidad perfecta para abordar la disbiosis y tener un efecto positivo sobre la aparición y progresión de las enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario.

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Referencias

Tenga en cuenta que las referencias sólo están disponibles en su idioma original para preservar la calidad y fidelidad de la investigación. Las traducciones de los ensayos no están disponibles.

  1. Xu Huihui, Liu M, Cao J, et al. The dynamic interplay between gut microbiota and autoimmune diseases. J Immunol Res. 2019;2019:7546047. doi:1155/2019/7546047
  2. Zhu S, Jiang Y, Xu K, et al. The progress of gut microbiome research related to brain disorders. J Neuroinflammation. 2020;17(1):25. doi:1186/s12974-020-1705-z
  3. Mousa WK, Chehadeh F, Husband S. Microbial dysbiosis in the gut drives systemic autoimmune diseases. Front Immunol. 2022;13:906258. doi:3389/fimmu.2022.906258
  4. Wang Y, Wei J, Zhang W, et al. Gut dysbiosis in rheumatic diseases: a systematic review and meta-analysis of 92 observational studies. EBioMedicine. 2022;80:104055. doi:1016/j.ebiom.2022.104055
  5. Alwarith J, Kahleova H, Rembert E, et al. Nutrition interventions in rheumatoid arthritis: the potential use of plant-based diets. A review. Front Nutr. 2019;10(6):141. doi:3389/fnut.2019.00141
  6. Schönenberger KA, Schüpfer AC, Gloy VL, Hasler P, et al. Effect of anti-inflammatory diets on pain in rheumatoid arthritis: a systematic review and meta-analysis. Nutrients. 2021;13(12):4221. doi:3390/nu13124221
  7. Mifflin KA, Kerr BJ. Pain in autoimmune disorders. J Neurosci Res. 2017;95(6):1282-1294. doi:1002/jnr.23844
  8. Utzeri E, Usai P. Role of non-steroidal anti-inflammatory drugs on intestinal permeability and nonalcoholic fatty liver disease. World J Gastroenterol. 2017;23(22):3954-3963. doi:3748/wjg.v23.i22.3954

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