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Alternativas a los opioides para el dolor crónico

Frutas y vegetales orgánicos frescos sobre una mesa de madera, mostrando que la nutrición es una excelente alternativa a los opioides.

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Aproximadamente el 20 % de los adultos (alrededor de 50 millones) en los EE. UU. se ven afectados por dolor crónico, que se define como un dolor la mayor parte de los días o todos los días en los últimos seis meses.1 Además, se estima que un 7,4 % de los adultos en los EE. UU. experimentan dolor crónico de alto impacto, que limita las actividades de la vida o el trabajo con la misma duración.2 Muchos optan por los opioides para encontrar alivio. Sin embargo, hay investigaciones que muestran que la prescripción extendida de opioides para el tratamiento del dolor crónico tiene beneficios cuestionables y riesgos significativos, desde la dependencia fisiológica y la abstinencia hasta la depresión y la desregulación hormonal, así como eventos cardiovasculares y sobredosis accidentales.3

Debido a la potencial complejidad médica del dolor crónico en los pacientes individuales, es importante considerar una estrategia de tratamiento interdisciplinaria integral que incluya enfoques no farmacológicos eficaces. Dentro de una variedad de tratamientos complementarios, las investigaciones indican que las modificaciones nutricionales y el fomento de la salud mitocondrial son ejemplos de intervenciones terapéuticas prometedoras para el dolor crónico.

Alternativa a los opioides – dirigirse a las mitocondrias

Las mitocondrias tienen una variedad de funciones esenciales dentro de las neuronas.4 Hay estudios que han demostrado que las cinco funciones mitocondriales principales (el sistema mitocondrial de generación de energía, la generación de especies reactivas de oxígeno [ERO], el poro de transición de permeabilidad mitocondrial, las vías apoptóticas y la movilización de calcio intracelular) podrían desempeñar roles fundamentales en el dolor neuropático e inflamatorio.5 El aumento de los niveles de inflamación y el exceso de estrés oxidativo en pacientes con dolor crónico podrían dar lugar a un mayor daño mitocondrial y una reducción funcional.6,7

DISFUNCIÓN Y APOYO MITOCONDRIAL

Aunque esta área de investigación sobre el dolor es relativamente nueva, la disfunción mitocondrial ha sido confirmada tanto en pacientes con dolor crónico como en modelos animales de dolor crónico.4,8 En los modelos animales, las ERO han estado implicadas en el dolor crónico, la producción de ERO mejorada potencialmente haya alterado el genoma y el proteoma y las sirtuinas mitocondriales (SIRT3) hayan desempeñado un papel en los niveles de ERO durante el dolor neuropático.9 Además, datos sustanciales han demostrado la participación mitocondrial en neuropatías periféricas dolorosas evocadas por quimioterapia, diabetes y VIH.4.10 En algunos pacientes, respaldar la función mitocondrial podría ser una estrategia prometedora para aliviar o prevenir los estados de dolor crónico.

Como primer paso para mejorar la estabilidad mitocondrial, los médicos que utilizan la medicina funcional pueden prescribir el Plan de alimentación mitocondrial, un enfoque alimentario antiinflamatorio, de bajo contenido glucémico, libre de gluten y cereales, con grasas de alta calidad. El plan se enfoca en respaldar a las mitocondrias sanas con alimentos terapéuticos que mejoran la producción de energía. Además, hay estudios que sugieren que las rutinas de ayuno intermitente, si son apropiadas para la estrategia nutricional personalizada del paciente, podrían tener un impacto positivo en la calidad de las mitocondrias, mejorando la biogénesis, el metabolismo de la energía y la salud en general.11,12 Los enfoques terapéuticos que incluyen ejercicio también podrían respaldar a las mitocondrias, promoviendo un aumento del contenido mitocondrial, mejorando la capacidad respiratoria de cada mitocondria y reduciendo la producción de ERO.13

Alternativa a los opioides – nutrición

Las investigaciones continúan sugiriendo que las intervenciones nutricionales tienen un impacto significativo en la reducción del dolor, y las dietas modificadas en general y los cambios en nutrientes específicos tienen los mayores efectos.14,15 Algunas de estas intervenciones podrían funcionar mediante el mejoramiento de la función mitocondrial, como se analizó previamente.

INFLAMACIÓN, LA DIETA DE ELIMINACIÓN Y CONDICIONES ESPECÍFICAS

Hay cada vez más evidencia de que la dieta puede contribuir a la inflamación sistémica,16 y la percepción del dolor suele estar relacionada con el estímulo y los mediadores inflamatorios.17 Los alérgenos alimentarios más comunes en adultos que podrían generar reacciones alérgicas como inflamación incluyen los antígenos de la leche de vaca (alfa-lactalbumina, beta-lactoglobulina, caseína), el trigo y el gluten de trigo, los huevos y las proteínas de soja. Como las alergias y las intolerancias alimentarias pueden ser difíciles de diagnosticar, y las pruebas para estos trastornos son variables en términos de sensibilidad y especificidad, la mayoría de los investigadores creen que las dietas de eliminación son el estándar de referencia para el diagnóstico de las reacciones alimentarias.18-20 Fomentar la alimentación integral es una parte esencial del manejo del dolor crónico, junto con la investigación de posibles reactividades inmunitarias a los alimentos.21

Dolor musculoesquelético crónico

Hay estudios que sugieren que las dietas antiinflamatorias de estilo mediterráneo podrían no solo reducir el riesgo de artritis inflamatoria,22 sino también ayudar a reducir la progresión de los síntomas. Una revisión sistemática de 2023 de seis estudios con cohortes que incluyeron adultos mayores de 45 años con osteoartritis determinó que quienes siguieron un patrón dietario mediterráneo o prudente reportaron una progresión reducida de los síntomas de osteoartritis, mientras que quienes siguieron un patrón dietario occidental reportaron un aumento de los síntomas.23 Un estudio pequeño de 2018 (n=14) sugirió que el consumo de una dieta basada en vegetales disminuyó el dolor y mejoró la calidad de vida de sujetos que habían reportado dolor musculoesquelético crónico.24 Un estudio de 2019 sugiere que la deficiencia de vitamina D podría estar asociada con el dolor lumbar.25 La suplementación con vitamina D (para llegar a un nivel suficiente de vitamina D en suero) en estos pacientes podría aumentar la función mitocondrial e inhibir la atrofia muscular, según los autores del estudio. También podría tener un impacto beneficioso en la rehabilitación temprana eficaz de los pacientes con dolor lumbar.25

Cistitis intersticial

Los estudios que examinan el rol de la dieta en la cistitis intersticial/síndrome de vejiga dolorosa (CI/SVD) siguen evolucionando. Sobre la base de una revisión de 2012, informes anecdóticos y encuestas basadas en cuestionarios sugieren que entre los pacientes con CI/SVD, casi el 90 % experimentan sensibilidad a una variedad de alimentos.26 Según la revisión, las frutas cítricas, los tomates, la vitamina C, los endulzantes artificiales, el café, el té, las bebidas alcohólicas y carbonatadas, así como la comida picante son desencadenantes potenciales que exacerban los síntomas.26 Un informe prometedor de 2017 determinó que la manipulación dietaria sistemática intensiva aliviaba los síntomas de CI/SVD en las mujeres después de tres meses de intervención, con continuidad de la eficacia clínica durante al menos un año.27 Más recientemente, un estudio de 2019 sobre el síndrome de vejiga dolorosa publicado en Primary Care reportó que los cambios dietarios (evitar alimentos ácidos, picantes y cafeinados) resultaron eficaces para aliviar los síntomas de los pacientes.28

Fibromialgia y sensibilización central

Hay investigaciones recientes que sugieren que el estrés oxidativo y las dificultades en la función mitocondrial podrían estar involucrados en la patogénesis de la fibromialgia,29 lo que indica que el tratamiento nutricional podría ser una intervención complementaria viable para esta condición. Una revisión sistemática de 2021 determinó que los pacientes con fibromialgia que siguieron patrones dietarios basados en vegetales, como los vegetarianos y los veganos, mostraron mejoras significativas en los parámetros bioquímicos, dolor en reposo, calidad de sueño, calidad de vida y estado de salud general en comparación con los que siguieron una dieta occidental u omnívara.30 Un estudio anterior mostró que en los pacientes con fibromialgia y enfermedad celíaca, más de un tercio de los pacientes que eliminaron el gluten de la dieta pudieron discontinuar la terapia con opioides.31 En los pacientes con dolor crónico y sensibilización central, incluidos aquellos con latigazo cervical, trastornos temporomandibulares, dolor lumbar, osteoartritis y fibromialgia, entre otros, un estudio de 2014 determinó que la dieta cetogénica podría disminuir la hiperexcitabilidad del sistema nervioso central.32

Las investigaciones en torno al rol de la nutrición y el apoyo mitocondrial para la modulación del dolor crónico siguen creciendo. ¿Cómo se pueden integrar estas terapias al protocolo de la medicina funcional para tratar a los pacientes con dolor? Más información en el Módulo de Práctica Avanzada Bioenergética del IFM.

Acceda a más información sobre la función mitocondrial

Referencias

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